Blogia
Arianna

El Hilo de Arianna

El despojo

Deambulabas con tu vestido sensual en la estación del metrotrén...tu rostro triste y confuso, me hizo pensar que habías llegado tarde a tu cita y ya nadie te esperaba. Cada cierto tiempo, voces masculinas te susurraban - ¿Cómo estás, preciosa?- Tú seguías erguida ante la ventanilla, esperando tu turno. Fue entonces cuando rozaste mi cremallera, me agitaste con el solo contacto de tus dedos curiosos, recorriéndome nerviosa y frenética. Me sacaste del estado de letargo, me miraste con tus grandes ojos marrones, en ese momento, sólo tu mirada y tu tacto existían. Satisfecha retiraste tus dedos, dejándome como un muñeco de trapo, exiliado en el rincón oscuro con la boca abierta...hiciste sonar las monedas, ya me habías utilizado...te olvidabas de mí... volvía a ser el monedero renegado a tu bolsillo derecho.

ARIANNA

Pensando en Cortázar

De un tirón logra zafar la cabeza por la apertura del pulóver azul... piensa que debe ser tarde y se apura a salir a la calle. En la joyería de la esquina ve que ya son las siete, y aún falta una cuadra. El sol se filtra mezquinamente entre los edificios céntricos, los carteles luminosos invaden la ciudad.Al otro extremo de la cuadra, los últimos rayos de sol se estrellan contra la vereda, la mujer camina unos pasos y se queda de pie al borde de la berma. Mira hacia delante, se dice “allá viene ese cretino, sí, ya atraviesa la última intersección”. No podía ser que demorara tanto, sabía que debían hacer esa compra y mientras lo mira piensa que él llega tarde, porque sencillamente esa relación es un mero trámite, vaya a saber uno, a lo mejor es eso. Le parece tan extraño verlo desde esa distancia con ese pulóver azul avanzando hacia ella, lo ve viejo, cansado, abatido... piensa que eso es la rutina, que las cosas se detienen, que nada va hacia ningún lado... distraída se lanza a la calzada a pesar de las luces verdes...El la divisa en la calzada, desea hacer un gesto con la mano, mas el cansancio le impide esa acción, resignado se queda al otro lado sin resistencia como una mancha azul testimonial, sabe que la luz es roja, sabe que ella sigue caminando, cierra los ojos, no sabe por qué... entonces escucha el grito de su mujer, el chillido del frenar de autos, un golpe seco... intuye el gusto a sal y sangre en la boca ... abre los ojos...y la ve acostada sobre la calzada como si se hubiera dormido de golpe.

ARIANNA